Mira ¿Por qué es importante la Confianza en Dios?
Confiar en
Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que
espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se
pueda ver
"Dios aceptó a
nuestros antepasados porque ellos confiaron en él. Y nosotros
creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que
ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse". Hebreos
11:2.
Nuestra
confianza debe estar puesta plenamente en Dios, en la biblia
existen grandes hombres, que pusieron su confianza en nuestro Señor.
Entre estos tenemos:
Abel
confió en Dios, y por eso le ofreció un sacrificio mejor que el de
Caín. Por eso Dios consideró que Abel era justo, y aceptó sus
ofrendas. Y aunque Abel ya está muerto, todavía podemos aprender
mucho de la confianza que él tuvo en Dios.
Henoc confió en Dios y, por
eso, en vez de morir, Dios se lo llevó de este mundo y nadie volvió
a encontrarlo. La Biblia dice que, antes de que Henoc fuera llevado,
fue obediente, y eso le agradó a Dios. Porque a Dios no le gusta que
no confiemos en él. Para ser amigos de Dios, hay que creer que él
existe y que sabe premiar a los que buscan su amistad.
Noé
confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían
cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó una casa
flotante para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé
recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen.
También por su confianza en Dios, Noé hizo que la gente de este
mundo fuera condenada.
Tambien podemos encontrar a
un gran hombre, el cual fue Abraham, mejor conocido como el padre de
la Fé, considerado amigo de Dios. Cabe destacar que Abraham tuvo su
confianza en Dios, y un corazón conforme a su voluntad, simplemente
obedeció la voz de Dios.
"Y se cumplió la
Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por
justicia, y fue llamado amigo de Dios". Santigo 2:23 (RVR 1960)
Abraham confió en Dios, y
por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra
para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde
iba. Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en
el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña,
igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido
ese país. Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad
que Dios había planeado y construido sobre bases firmes.
Abraham confió en
Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él
era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Y es que
Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. Por eso Abraham,
aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las
estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar.
¡Nadie puede contarlos!
¿Todas las personas que
hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había
prometido?. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos
y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos estaban de paso,
como los extranjeros. Queda claro, entonces, que quienes reconocen
esto todavía buscan un país propio, y que no están pensando en
volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran
regresado allá. Lo que desean es tener un país mejor en el cielo.
Por eso Dios les ha preparado una ciudad, y no tiene vergüenza de
que le llamen su Dios.
Abraham confió en Dios
cuando Dios quiso probar si él lo obedecería o no. Por eso Abraham
tomó a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. No le importó
que fuera su único hijo, ni que Dios le hubiera prometido que por
medio de Isaac tendría muchos descendientes. Abraham sabía que Dios
tiene poder para hacer que los muertos vuelvan a vivir. Esa confianza
hizo que Abraham no tuviera que matar a su hijo; y fue como si Isaac
hubiera vuelto a vivir.
Jacob
confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió
a los hijos de José que Dios los iba a bendecir. Luego, se apoyó en
la punta de su bastón y adoró a Dios. (Hebreos 11:1 TLA)
José confió en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto, y dejó instrucciones para que supieran qué hacer con sus huesos.
Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Hebreos 12:2.
Confiar es
Dios es saber que Él siempre estará con cada uno de nosotros,
siempre y cuando confiemos en su voluntad, y aceptemos su propósito
en nuestras vidas. Escrito esta:
Pero Jesús, mirándolos,
les dijo: Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es
posible. Mateo 19:26
¡Nuestra
vista debe estar puesta en Jesús autor y consumador de la Fé!
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